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Por Javiera Wuth, Redactora Senior en McCann, parte del Círculo de Creativas de Chile y alumna del programa See it Be it de Cannes Lions.

Hace poco fui seleccionada entre más de 800 mujeres de todo el mundo para ir al festival más importante de nuestra industria: Cannes Lions. Específicamente, me llamaron para ser parte de mentorías que se llama See It Be It y que tiene como slogan “Un programa para la próxima generación de directoras creativas”. En total somos 15 mujeres de todas partes del mundo y si bien, este año no podremos asistir al festival, sigue sintiéndose todo un honor, porque si todo sale bien, podremos vernos el 2021.

Parto esta columna con un logro porque los que trabajamos en esto, sabemos que la creatividad es un continuo de “fracaso tras fracaso”. En mi caso, cuando partí trabajando en redacción creativa hace 6 años, nunca pensé realmente que podía llegar a tener una oportunidad como la de ir a Cannes –a menos de tener la “suerte” de ganar un Young Lions, muy tarde para mi- . Lo pensaba porque, mirando hacia atrás tuve mis primeros fracasos inolvidables: me echaron de 4 agencias en menos de dos años, me era imposible llegar a los 6 meses, menos pensar en un año completo en la misma oficina. 

Hasta hace poco, siempre le echaba la culpa a que yo era muy chica, muy inmadura o llevada a mis ideas, y sí, también puede que haya un poco de eso. Sin embargo, nunca me cuestioné que quizás mis antiguos directores creativos no estaban tan acostumbrados a trabajar con mujeres. Y en estos años, conociendo a otras creativas me di cuenta que ellas también habían pasado por procesos muy parecidos al mío de desadaptación o sentirse como un bicho raro dentro de los equipos.

Y la verdad no me gusta que “ser mujer” en creatividad sea tema porque no debería ser así, pero lamentablemente lo es y las cifras no son muy alentadoras. Por ejemplo: solo el 3% de todas las creativas que hay en el mundo, llega a un puesto directivo y según el último censo del Círculo de Creativas de Chile (del cual también me siento muy orgullosa de ser parte) la cantidad de mujeres creativas en agencias era de un 28%.

Cuando estudiaba nunca creí que eso fuera realmente a ser un problema, ni siquiera lo pensé. Pero trabajando me di cuenta que si los equipos creativos no tenían más mujeres, mi propia carrera sería más difícil y frustrante, porque no tendría referentes femeninos a quien mirar en posiciones de liderazgo como una directora creativa o una directora general creativa, y porque las ideas están constantemente sometidas a juicio y si ese juicio siempre se realiza de una mirada similar, es más probable que tenga un sesgo inconsciente.

Paraa lograr un mejor producto creativo, es necesario cambiar ese número: para empoderar a las mujeres a tener mayor confianza en su talento y no solo porque “qué lindo que es el feminismo y la equidad”, sino también por la salud del negocio: el 80% de las decisiones de compra las hacen las mujeres (Boston Consultancy Group) y el 70% no se siente identificada con los mensajes publicitarios que van dirigidos hacia ellas y además, el 85% de las personas cree que las marcas tienen el poder de cambiar el mundo (McCann Truth Central).

Los números no mienten, pero para lograrlo, estoy segura que el cambio tiene que venir desde la base: alentar desde la universidad a las mujeres a que si tienen ganas de trabajar en creatividad, apoyarlas y alentarlas… porque, he podido ver, que cuando alguien pone confianza en una creativa que se enfrenta a este “mundo de hombres”, genera un cambio muy positivo en la percepción que tendrá de sí misma y su propio talento. No lo digo yo, cifras del medio Campaign dicen que la mitad de los profesionales de agencias tienen su moral baja… sumarle a eso ser “la nueva” y “la única mujer” sin duda debe tener su impacto, muchas podemos decir que lo vivimos en carne propia.

Por todo esto y después de haber fracasado en distintas formas, como haber sido despedida de cuatro agencias siendo una creativa súper junior, haber tenido cientos de ideas rechazadas y un montón de campañas que se cayeron por falta de presupuesto, igual pude llegar al festival de creatividad más importante del mundo, fue porque mis mentores, mentoras y algunos directores creativos, pusieron su confianza en mí y eso sin duda ayudó a que descubriera mi propio talento y pudiera enamorarme eternamente de las ideas.