Ante la decepción de los fans de Taylor Swift en Chile por su ausencia en el país, Entel decidió realizar un plan de difusión enfocado en la figura de Taylor Swift. La campaña surgió de la idea de que, en lugar de esperar a que Taylor Swift viniera a Chile, los fans chilenos viajarían a Buenos Aires para verla, y Entel los acompañaría en ese viaje con una campaña visual que se manifestaba en lugares estratégicos de la ciudad. La estrategia fue simple pero poderosa: en lugar de vender un servicio, Entel vendió “amor” y apoyo a los fans. La misión no tenía altos costos de producción, solo el color y la tipografía de la marca, lo que permitió un impacto genuino entre los chilenos. El mensaje reflejaba un momento de conexión y apoyo para los Swifties, mientras buscaba convencer a Taylor Swift de que en su próxima gira incluyera Chile. La campaña destacó por su sencillez y su capacidad para aprovechar un momento cultural específico, logrando un gran impacto emocional sin necesidad de grandes recursos.